Bullying o acoso escolar ¿Qué hacer para afrontarlo?

Desde hace años, se viene produciendo en las aulas de los colegios un problema que preocupa a la sociedad en general y al sistema educativo en particular: la violencia  escolar. Esta perjudica  considerablemente  el  proceso  de  enseñanza-aprendizaje en las aulas y además también perjudica a las relaciones entre los compañeros los profesores y alumnado.

Sin embargo y por desgracia este problema ya no se restringe únicamente a la presencia de espacios físicos. Ahora también debemos abordar otras nuevas formas como el Cyberbullying o ciberacoso.

El acoso escolar o como también se le denomina “bullying”,  se  trata  de  un  tipo  específico  de  violencia que es ejercido o sufrido por un alumno o alumna.

Ahora me gustaría describir las conductas que los acosadores dirigen a sus víctimas. Entre ellas, podemos distinguir:

►  Exclusión: 

Que se ejerce impidiendo participar a la persona, aislándola intencionadamente

en las interacciones entre iguales y también ignorándola. 

►  Agresiones verbales:

Se  trata  de  insultos,  burlas,  motes  o  palabras  orientadas  a  ridiculizar al niño.

►  Agresiones contra sus propiedades:

En este caso se realizan actos como esconder, romper o substraer objetos de la víctima. (móvil, su estuche, etc)

►  Agresiones físicas:

Este tipo de agresión recae sobre el cuerpo de la víctima, como por ejemplo empujones, golpes, etc. 

►  Las Coacciones:

Se tratan de amenazar a la víctima para que haga algo que ésta no desea,

como puede ser traerles dinero u objetos al agresor, hacerle trabajos o someterse a participar en situaciones no deseadas. 

►  Acoso sexual: 

Ya bien sea mediante frases o insultos que son ofensivos desde un punto

de  vista  sexual,  o  mediante  la  obligación  a  participar  en  situaciones  de

carácter sexual con coacciones. 

¿Qué es el ciberbullying? Se trata de emplear cualquiera de las posibilidades de uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación para castigar con ensañamiento a la  víctima,  bajo  las  mismas  bases  que  el  acoso  escolar. 

A continuación voy a presentaros un protocolo de actuación por si detectáis como padres y madres que vuestros hijos/as sufren acoso. En este protocolo deberemos seguir los siguientes pasos:

  1. Comunicación inmediata de la situación al equipo directo y al departamento de orientación. En esta primera fase hay que intentar ser precavido con la información y evitar los rumores, ya que estos solo empeoraría la resolución de la situación.
  2. Identificación de la situación. Es necesario valorar el nivel real de intimidación que está teniendo lugar. Será necesario también conocer el tipo de maltrato que se está produciendo.
  3. Primeras medidas en el centro educativo. Una vez que hemos determinado el grado de intensidad de la situación de acoso escolar, se debe proceder a tomar medidas contundentes de emergencia, ¿cómo? Pues estableciendo un plan específico para todos: en las víctimas serán medidas educativas y de protección, como por ejemplo enseñarles a defender sus derechos y a protegerse. Para los agresores medidas de reeducación y penalización, es decir, hay que intentar educarles en valores y enseñarles a desarrollar su empatía. También castigar sus malas conductas haciéndoles ver que sus actos tienen consecuencias. Y para los espectadores: medidas educativas, como por ejemplo enseñar a no permanecer en silencio ante la evidencia de acoso escolar. 
  4. Comunicación a las familias y a la inspección. Es necesario en toda intervención contar con el apoyo de la familia tanto de las víctima como de los agresores.
  5. Reunión de la comisión de Convivencia para medidas urgentes. Se trata de una comisión que debe ser creada para la resolución de situaciones que suponen un peligro para los escolares del centro. Se recomienda que dicha comisión disponga de un educador social o un psicólogo experto en resolución de conflictos y mediación familiar.
  6. Desarrollo del Plan de Intervención, seguimiento y evaluación. Con el objetivo de mejorar las relaciones interpersonales y generar un clima de apoyo y respeto.
  7. Comunicación al conjunto de profesores.  En este caso se  deberá  trazar  acuerdos  en  la  forma  de abordar el tema ente el conjunto del profesorado directamente involucrado con los protagonistas.
  8. Comunicación nuevamente con las familias. Para que estén informadas de todo el proceso y puedan dar su consentimiento y conformidad.
  9. Y por último Derivaciónà En el caso que sea necesario determinar que hay que llevar a cabo una intervención individualizada tanto con el alumno víctima como con el agresor, será conveniente contactar con el centro de salud o con un psicólogo que pueda ayudar a corregir estos comportamientos. También el psicólogo podrá abordar las  dificultades  sociales  y/o  familiares  que  puedan  estar  dándose.
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