Las personas que sufren este trastorno continúan jugando a pesar de los esfuerzos para controlar, disminuir o detener su conducta, como resultado, hay consecuencias psicológicas, personales, familiares y sociales.
Desde CPAT, se realizan programas orientados a detener o controlar la conducta de juego. Además también se realiza intervención con familiares para aportar una ayuda completa a la persona con problemas de juego patológico.